sábado, 16 de marzo de 2013

Esta es una Plaza: un compost sobrenatural

Hemos conseguido saber la verdad del proceso de compostaje de Esta es una Plaza. Si en IES Barajas era extraterrestre, aquí el secreto tiene que ver más con aquel novio que tenía Alaska en los 80, ese que "ha venido del otro mundo para estar conmigo". No sabemos si "sus vidas ya tendrán sentido", pero lo que sí sabemos es que allí echa una mano todo el que puede.

Vean, vean. Pero por favor, no prueben a hacerlo en sus huertos, es sólo apto para profesionales.

http://vimeo.com/61745926


domingo, 10 de marzo de 2013

IES Barajas: un compost de otra galaxia


Es un huerto peculiar el del IES Barajas. Tras las tapias de un macro-instituto PÚBLICO de educación secundaria no te puedes esperar que exista un huerto urbano, comunitario y educativo, que tan buena labor hacen en el barrio y con los chavales. Pero tan peculiar o más es su compost. Un producto que lo hemos calificado, no sin pruebas fehacientes, de otra galaxia.
Los compostadores del huerto urbano comunitario del IES Barajas
 Llueve. Hace frío. La autovía de Aragón aturulla con su tráfico inagotable. Aquí no se ha rodado jamás una película de Disney. Pero pisas el suelo del IES Barajas y sientes algo. Sientes un bienestar extraño, difícil de explicar. Ves a los chavales y no son como otros. Van contentos, ríen; dan los buenos días, son adolescentes amables y educados; parece que les mola estar allí. Los oídos me empiezan a zumbar; la cabeza a doler. “Algo pasa aquí”.

Espiral en el suelo ¿están haciendo señales al cielo?
Me recibe Ana. El zumbido se va y mi cabeza vuelve a ser la de siempre. Me enseña sus aposentos, me presenta a los hortelanos. Umm, ha traido cruasanes. Están cavando haciendo una gran espiral en el suelo. “Si no estuviera en un huerto pensaría que quieren ser vistos desde el cielo”, pienso para mí.

Jose me cuenta que en el huerto se hacen actividades educativas para los chavales del insti. Ellos se encargan de organizarles, de enseñarles y motivarles. Ahora entiendo que los chicos y chicas tengan ese buen rollo. Nada es casual. Todos los institutos necesitarían unos hortelanos urbanos comunitarios en sus instalaciones.


Dos compostadores de palets aguantan con dignidad la sobredosis de materia orgánica que el huerto genera. También hubo un vermicompostador, pero las lombrices no soportaron la reforma del mercado laboral y prefieron migrar a aprender alemán.

Removemos aquello, lo adecentamos un poco y quedan los compostadores vestidos de domingo.

Compostadores bien aviados
Jose Luis –otro hortelano- estudió el grado de compostaje en Rivas... “Qué grandes maestros tuve aquí”, comenta. Cuando vienen los alumnos del instituto, él se encarga de enseñarles el compostador. “Es magia para ellos, que de unas frutas se consiga un abono. No se lo pueden creer, se van alucinados”.

Y no es para menos. El compost, cribado hace bien poquito, está suelto, huele a bosque, grumoso, oscuro... Compost de libro. Mariano Bueno difícilmente lo podría mejorar. Es como de otra galaxia.

Son unos privilegiados. Les sobran restos compostables. Dos veces al año vacían los composteros y son capaces de obtener hasta 2 m3 de compost. Y si quisieran podrían sacar más. Eso es tener clase.

El zumbido vuelve. Terminan los trabajos en la gran espiral. De repente el zumbido es insoportable. Un fogonazo inesperado me nubla la vista. La tierra tiembla. Algo se posa en la gran espiral y rápidamente se desvanece. Hay una presencia. Alguien está con nosotros. Ahora lo entiendo todo. Su compost es de otra galaxia, no hay duda. Y a las pruebas nos remitimos.


Prueba de por qué el compost del IES Barajas es de otra galaxia. De derecha a izquierda, Jose, Ana, Jose Luis y el marciano llegado desde el espacio, atraído por la espiral del suelo

miércoles, 6 de marzo de 2013

Esta es una Plaza: la vanguardia del huertolariado


A nadie se le escapa que los de Esta es una Plaza son unos fuera de serie; no exajeramos al decir (que nadie se sienta ofendido) que están algún escalón por encima del resto. No es para menos: se lo curran y se lo saben currar desde hace varios años. Y en el tema del compostaje no se quedan atrás.
Unos fuera de serie

Madrid está lluvioso, pero es pasar por las puertas de Esta es una Plaza y –esto es verídico- sale el sol. Antonio y el que escribe entran con humildad sabedores de estar en uno de los santuarios de la Red de Huertos. Enseguida Alberto saca unos cruasanes de su morral y nos convida a comérnoslos mientras charlamos antes de la faena. Conversaciones entre bocados de crema chocolate; tres personas íntegras, incorruptibles que sólo se guían por los más altos principios –“si nos pones buena nota en lo del compostaje, me hago socio de GRAMA”; “si me invitas todos los días a cruasanes dejamos nuestros huertos y nos venimos a Esta es una Plaza”...- .

Es hora de ver los compostadores. El palet reutilizado es la norma que aquí lo guía todo, como tiene que ser. Están bien dotados en este huerto: dos compostadores en distintos momentos de la descomposición termófila; un vermicompostador también fabricado con palets; y un segundo vermicompostador de plástico, hecho en alguna región de la China desconocida, regalo de un altruista hortelano.

Y es que son unos fuera de serie hasta haciendo compost. Han cribado hace nada uno de ellos. Sacos y macetones repletos de un compost maduro, suelto, con olor a tierra de bosque... Parece ser que sacan dos cosechas anuales de cada compostador ¿Y cuánto es eso? Pues hacemos la cuenta –seis por cuatro veiticuatro, me llevo dos, logaritmo neperiano, divido entre tres y le aplico un coeficiente reductor-: unos 1200 litros anuales de compost, que irán a parar a esos bancales tan prolíficos. No me extraña que tengan así el huerto.

Llega Elena. Es capaz de hablar con nosotros en español con acento canadiense. Ayuda a unos hortelanos del norte de Norteamérica con sus quehaceres. Con ellos habla en canadiense con acento español. Es una fuera de serie. A las lombrices las habla en su idoma. Así están de orondas, sanotas y rubicundas. El vermicompostador está a pleno rendimiento. Ocupa el fondo de un cajón de palets, más o menos unos 100 litros de volumen. A un lado no tienen comida y dejan el vermicompost madurar; al otro se ponen las botas de col, plátano, lechuga y huevos. Estas lombrices tienen muchos huevos, sin duda. Son unas fuera de serie.

El vermi de plástico comercial
Del vermicompostador chino no hablamos. Las lombrices están con el agua al cuello, igual que alguno de nosotros. Mano de obra explotada en condiciones infrabicheras. Aquí esto no puede ocurrir. Las mano redentoras de los hortelanos y hortelanas las liberan y hoy duermen con sus hermanas del vermicompostador de palets. Hoy hay juerga en un rincón de Esta es una Plaza.

Hay un último momento para el goce. Elena confunde a Antonio con Pablo Llobera –tal cual lo contamos-. Una lagrimilla de ilusión se le escapa entre los ojos. Alberto y yo nos abrazamos de la emoción. Sin duda son unos fuera de serie estos de Esta es una Plaza.
Elena confundiendo a Antonio con Pablo

R.U.